sábado, 4 de mayo de 2019

Lesson 112. Blind Thai massage





  Months ago I was given a Thai massage gift voucher. I took it grateful but a bit relunctant if I am honest. I stopped going to a particular hairdresser because they included a head massage after washing my hair and I would be on edge due to that touching. However I regularly suffer from tired feet and I "massage" them at any opportunity. I felt myself more keen on a feet massage rather than other part of my body so I went through the list of services offered and I found the one: foot reflexology. Of course I focused on the first word and totally ignored the second one. I finally arranged an appointent and I turned up to the premises not even knowing what to expect....




  A tiny Thai lady welcomed and invited me to fill a form as I was a new client. Then I was driven to a small room with a bed. She asked me if I wanted the reflexology therapy or just a feet massage. I had no idea. I told her I did not know as it was my first massage. She smiled at me in approval. She decided to do my legs and feet and I had to take my bottom clothes off. The room was in total darkness but a very faint light and I could barely see. A gentle mixture of Asian music, birdsongs and whispering of waterfalls played in the background. I thought I was about to have a nap. How wrong can one be!. The tiny lady whilst rubbing her hands with essential oil warned me to tell her if during the procedure I felt any pain. (What did she mean with pain? ). I haltingly nodded. The discreet lady turned to be a cold-blooded serial killer. She sank her thumbs on my arch foot and the torture started. she thoroughly worked both feet and legs. I tried to endure my pain in silence but occassionally I could't help to scream out. She kept apologising but she was ruthless. At times I laughed too due to the pain. Nothing could distract her from her duty. She massaged me, she beated me, she pulled my toes until they creaked, she crushed me. A bashing. Apparently she found plenty of knots under my skin and I swear she released all of them. To my astonishment she made a few remarks about football, she said she was a supporter of Liverpool football team. I was mute in disbelief. I could imagine her yelling, the fiercest holligan, at Anfield stadium. After taht disclosure, everything made sense.


  No regrets, though. Once we were done I felt over the moon. I highly recommed it either you like feet massage or you are a sucker for punishment.




  Hace meses me regalaron un vale para un masaje tailandés. Lo cogí agradecida pero un poqueito reticente si soy sincera. Dejé de ir a una peluquería en concreto porque incluían un masaje de cabeza después del lavado y me ponía de los nervios que me toquetearan. Sin embargo me duelen los pies regularmente y me los masajeo a la mínima oportunidad. Me setía más inclinada a un masaje the pies más que otra parte del cuerpo así que revisé la lista de servicios que ofrecían y encontré el adecuado: reflexología podal. Por supuesto me fijé en la segunda palabra e ignoré la primera. finalmente acordé una cita y me presenté en el local sin saber que esperar...


  Una señor menuda tailandesa me dió la bienvenida e invitó a rellenar un formulario ya que era mi primera visita. Entonces me dirigió a una sala pequeña con una camilla. Me preguntó si quería la terapia reflexológica o simplemente un masaje de pies. No tenía ni idea. Le dije que no sabía porque era mi primer masaje. Me sonrió con aprobación. Decidió hacerme los pies y las piernas y me tuve que quitar la ropa de cintura para abajo. La sala estaba en completa oscuridad salvo por una luz tenue y apneas podía ver. Una suave mezcla de música asiática, trinar de pájaros y murmullo de agua corriendo sonaba de fondo. Pensé que estaba a punto de echarme una siesta. Qué equivocada estaba!La pequeña señora mientras frotaba sus manos con aceites esenciales me advirtió que le avisara si durante el procedimiento sentía algún dolor. (¿Qué quería decir con dolor?). Asentí titubeante. La discreta tailandesa resultó ser una despiadada asesina en serie. Hundió sus pulgares en la planta de mi pie y dió comienzo la tortura. Trabajó concienzudamente ambos pies y piernas.  Yo trataba de aguantar el dolor en silencio pero de vez en cuando no podía evitar gritar. Ella se disculpaba contínuamente pero era implacable. A veces también me reía por el dolor. Nada podía distraerla de su tarea. Me masajeó, me golpeó, me tiró de los dedos hasta que crujieron, me aplastó. Una paliza, vamos. Por lo visto encontró un montón de nudos bajo mi piel juro que los liberó todos. Para mi asombro hizó algunos comentarios sobre fútbol, dijo queu era seguidora del Liverpool. Yo muerta. Me la podía imaginar gritando como la más fiera de los holligans en el estadio de Anfield. Tras esa revelación, todo cobró sentido.


  No me arrepiento sin embargo. Una vez que terminamos (ella conmigo) salí de allí como nueva. Os lo recomiendo sumamente si os gusta que os toquen los pies o sois masoquistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario