jueves, 28 de septiembre de 2017

Lesson 96. Knit row, purl row

  Every now and then someone turns up with a brilliant idea. The idea becomes a reality and one finds herself resuming an activity that had been long forgotten in the tender years of her childhood.  A small group of lovely ladies meets up weekly at our school to share some time for knitting and nattering.  Invariably the kettle is on. Nothing is possible in this country without a cup of tea.
The purpose of this Knitting Club is to offer mums and grandmas a chance of socialising, supporting each other and producing something for the comunity all at once.

  When I was about twelve years old I had a teacher who was very keen on knitting and all the girls in her class were taught to knit and made a scarf for theirselves during that school year as part of Arts and Crafts. At that time knitting, crochet or sewing was consider an old fashion work already. Girls shouldn't be taught to sew or embroider (since boys wouldn't either). After all, I learnt some basics and my mum, an excellent knitter,  patienly guided my work. My grandma taught me some crochet and hemstitch during a summer but I never kept on and all I've been able to do so far is sewing a buttom or a trousers hem. Certainly useful.

  We have been knitting at this club wool squares to make a patchwork blanket. All knitters are welcome, even those who have never taken a knitting needle. Our lovely expert will kindly teach them how to do it. A knit row, a cup of tea, now a purl row and some laughter. A knit row, a confidence. A purl row and perhaps a tear... and a pep talk. Another knit row and time has just flown by. Although a little circle of women will carry on knitting their life stories every Monday afternoon.


  De vez en cuando alguien aparece con una idea brillante. La idea se convierte en realidad y una se encuentra a sí misma retomando una actividad que había estado olvidada por mucho tiempo en los tiernos años de su infancia.  Un pequeño grupo de señoras encantadoras se reúnen semanalmente en nuestro cole a compartir algo de tiempo para hacer punto y charlotear. Invariablemente la tetera está lista. Nada es posible en este país sin una taza de té. El propósito de este club de punto es ofrecer a las mamás y a las abuelas una oportunidad de hacer vida social, apoyarse mutuamente y producir algo que revierta en la comunidad todo a la vez.

  Cuando tenía unos doce años tuve una profesora que le encantaba tejer y todas la niñas de su clase fuimos instruidas e hicimos una bufanda durante aquel año escolar dentro de la asignatura de Plástica y Pretecnología. Ya por aquel entonces tejer, hacer ganchillo o coser estaba considerado una labor anticuada. Las niñas no debían aprender a coser o a bordar (ya que los niños no lo harían tampoco). Al fin y al cabo aprendí lo básico y mi madre, una excelente tejedora, me guío pacientemente la labor. Mi abuela me enseñó algo de ganchillo y vainica durante un verano pero nunca continué y todo lo que he sido capaz de hacer hasta ahora es coser un botón o el dobladillo de un pantalón. Indudablemente útil.

  Hemos estado tejiendo en este club cuadrados de lana para hacer una manta de patchwork. Todo el mundo es bienvenido, incluso aquellas que nunca han cogido una aguja de punto. Nuestra encantadora experta les enseñará cómo hacerlo con toda amabilidad. Una vuelta del derecho, una taza de té, ahora una del revés y unas risas. Una vuelta del derecho, una confidencia. Una vuelta del revés y quizá una lágrima...y unas palabras de ánimo. Otra vuelta del derecho y el tiempo ha pasado volando. Aunque un pequeño círculo de mujeres seguirán tejiendo la historia de sus vidas todos los lunes por la tarde.
 

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