I wonder how long is going to last this sensation of culture shock that seems not have ending.
My son's recently turned up seven, so we decided to celebrate such a notable date. Organising a children birthday party is always a nightmare for me, all the more so if you want to do it according the normal practice. That's the question (as Hamlet would say). How? Because there are hundred of questions to sort out. Where, when, who and how.
Where: I've enterteined several options. At home, but is unwise if even having a garden where children can play, it's cold as it's the case in early Spring. The swimming pool, but if the children are below 8 years old they aren't allowed to go swimming on their own, and I balk at swimming along with them. My thermostat is not theirs. Definitely. Hiring a children recreation centre or my most recently discovering, the Playbus, a transformed double-decker bus into a play area, plenty of mats, ball spit, climbing frames, slide, Wii dance and games, popcorn machine....but, to be honest, quite expensive for my pocket. I finally contacted to a lady who owns 'The Scout Hut', a big and clear place not far from home to let per hours, and we agreed the deal.
When: I'd rather to keep the real birthday date but it was not a good idea, because the children usually have after school activities and they have their tea early, so I moved the party to the nearest Saturday. The weirdest in my view, the time: 11 a.m. I confess that I copied it from other birthday party. The alternative was having an afternoon snack at 2.30 p.m. No thanks. That I'm adding vinegar to chips ( so the English taste) doesn't mean to be ready for lunch at 12.30. Bit by bit.
Who: the easiest part was to made the guests list. My son did it. No parent's friend, except for a couple of closer class mate's parents, just school friends. It's HIS birthday. I have to say that three days before the party, only five of the seventeen children who received a invitation had confirmed their attendance and I panicked. I don't know if it's normal to let me know the same morning. May be I'll never find it out. That's life. Eventually everybody came.
How: my lack of knack with children is so obvious that the only fact of thinking in how entertain them makes me ill. So I made up my mind quickly. I googled children entertainment in Stamford, and there he was. Monkey-bongo drumming work shop. It is run by an expert drummer. I met him at the Arts Centre last half-term. His skills and creativity are, hands down, a safe bet. It's a relief to have a support at a children's party. That and a big amount of hand made sandwiches, sweets, snacks and a chocolate birthday cake are more than enough to have fun for a couple of hours.
There are some peculiar customs around birthdays in England. The gifts (and its correspondient card) are delivered and put on a table in any corner of the room. It's supossed not unwrapping the packs until you come back home. After blowing the candles the cake is carried to the kitchen where it'll be cut into pieces and delivered along with the party bag to each child when they leave the party. I don't know if they eat it in their way back or they take out to the nearest litter. May I call it "englishness"? By the way.....the children had a great time. The bongos noise became deafening but none of the neighbours complaint. Mission accomplished.
Me pregunto cuánto va a durar esta sensación de choque cultural que parece no tener fin.
Mi hijo ha cumplido hace poco 7 años, por lo que decidimos celebrar tan señalada fecha. Organizar un cumpleaños infantil siempre es una pesadilla para mí, más aún si quieres hacerlo como se acostumbra aquí. Esa es la cuestión (como diría Hamlet). Cómo. Porque hay cientos de cuestiones que resolver. Dónde, cuándo, quién y cómo.
Dónde: he barajado diversas opciones. En casa, pero no es coveniente si incluso teniendo un jardín donde los niños puedan jugar, hace frío como es el caso al principio de la primavera. La piscina cubierta, pero si los niños tienen menos de ocho años no pueden bañarse solos, y yo me niego a bañarme con ellos. Mi termostato no es el suyo. Sin duda alguna. Alquilar un centro de juego para niños o mi más reciente descubrimiento, el autobús de juego, un autobús de dos pisos transformado en zona de juegos, llena de colchonetas, piscina de bolas, estructura para escalar, tobogán, juegos y baile en la Wii, maquina de palomitas...., pero francamente, demasiado caro para mi bolsillo. Al final contacté con una señora que es propietaria de "la cabaña Scout", un local amplio y diáfano no lejos de casa, que alquila por horas, y cerramos el trato.
Cuándo: hubiera preferido mantener la fecha real del cumple pero no era una buena idea porque los niños suelen tener actividades extraescolares y cenan temprano, así que trasladé la fiesta al siguiente sábado. Lo más extrtaño para mí, la hora. Las 11 de la mañana. confiero que lo copié de otro cumple. La alternativa era tener una merienda a las 2 y media de la tarde. No gracias. Que le esté poniendo vinagre a las patatas fritas ( al gusto inglés) no significa que esté aún lista para comer a las 12.30. Poquito a poco.
Quién: la parte más fácil fue hacer la lista de invitados. La hizo mi hijo. Nada de amigos de los padres, salvo un par de padres de compis más cercanos a nosotros. Sólo amigos del cole. Es SU compleaños. Tengo que decir que tres días antes de la fiesta sólo me habían confirmado su asistencia cinco de los diecisite niños que recibieron invitación y entré en pánico. No sé si es normal hacérmelo saber la misma mañana. Puede que nunca llegue a averiguarlo. Así es la vida. Al final vinieron todos.
Cómo: mi falta de habilidad natural con los niños es tan obvia que el sólo hecho de pensar en entretenerlos me pone mala. De modo que me decidí rápido. Busqué en Google animadores infantiles en Stamford y allí estaba. Taller de percusión Monkey-bongo. Lo dirige un experto percusionista. Lo conocí en el Centro de Artes en las vacaciones de mitad de trimestre. Sus habilidades y creatividad son, de lejos, un valor seguro. Es un alivio tener apoyo en una fiesta infantil. Eso y un montón de bocadillos caseros, chuches, aperitivos y una tarta de chocolate son más que suficientes para divertirse un par de horas.
Hay algunas costumbres peculiares en torno a los cumpleaños en Inglaterra. Los regalos (y su correspondiente tarjeta) son entregados y puestos en una mesa en algún rincón de la habitación. Supuestamente no se abren los paquetes hasta que llegas a casa. Después de soplar las velas la tarta se lleva a la cocina donde será cortada en porciones y entregada junto con la bolsa de chucesa a cada niño cuando se marchen de la fiesta. No sé si se la comen en el camino de vuelta o simplemente la tiran en la papelera más cercana. ¿Puedo llamarlo "inglesada"? Por cierto....los niños se lo pasaron pipa. El ruido de los bongos llegó a ser ensordecedor pero ningún vecino se ha quejado. Misión cumplida.
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